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Una niña llamada Lina vivía en un pequeño pueblo llamado Flusswald. Lina era alegre, creativa y le encantaba jugar con otros niños. Tenía un talento especial para la pintura y podía llegar al corazón de la gente con sus coloridos dibujos. Pero a pesar de su brillante sonrisa y su carácter amistoso, a menudo se sentía sola.
En la escuela, algunos de sus compañeros la excluían y la rechazaban. Era diferente de los demás niños: le encantaba vestirse con ropa de colores y adornarse el pelo con cintas de colores, mientras que los demás niños preferían llevar ropa discreta. Lina se sentía como una extraña en su propia clase y eso la entristecía mucho.

Un día, Lina decidió hacer algo para superar su soledad. Recordó una historia que le había contado su abuela: la historia del puente arco iris de la amistad. En esta historia, se decía que había un puente invisible que conectaba a todas las personas, por muy diferentes que fueran. Lina decidió encontrar el Puente Arco Iris y conectar con quienes la aceptaban y apreciaban por lo que era.
Con esta decisión, Lina partió en busca del Puente Arco Iris. Vagó por los bosques, por las montañas y por los valles, buscando siempre una señal que le indicara el camino. Tras muchos días de vagabundeo, por fin llegó a un pintoresco lago con un hermoso puente de luz y color en su orilla.
Lina supo inmediatamente que se trataba del puente arco iris de la amistad. Al cruzarlo, sintió una cálida sensación de esperanza y consuelo. Al otro lado, la recibió un grupo de niños vestidos tan alegre y coloridamente como ella. Abrazaron calurosamente a Lina y le dieron la bienvenida.
Estos niños eran como Lina: también habían sido excluidos y rechazados por sus compañeros de clase. Pero en vez de enfadarse por ello, habían aprendido que era más importante relacionarse con quienes realmente les querían y les apreciaban. Habían formado su propia pequeña comunidad, donde todos eran bienvenidos, independientemente de su origen o apariencia.
Lina se sintió inmediatamente a gusto en compañía de estos niños. Jugaban juntos, se reían juntos y se apoyaban en todo lo que hacían. Gracias a su vínculo y amistad, Lina por fin dejó de sentirse sola e incomprendida. Había encontrado un lugar al que realmente pertenecía.
Con el tiempo, Lina empezó a darse cuenta de que el rechazo y la exclusión que había experimentado no se debían a ella, sino a los otros niños que no estaban dispuestos a aceptarla por lo que era. Se dio cuenta de que no era la única que había tenido esas experiencias y de que era importante separarse de quienes no te respetaban ni te apreciaban.
A través de sus experiencias en el Puente Arco Iris de la Amistad, Lina aprendió que la verdadera amistad se basa en el respeto, la comprensión y el apoyo mutuos. Se dio cuenta de que no importa cuántos amigos tengas, sino que estés unido a aquellos que realmente se preocupan por ti y están ahí para ti.
Cuando Lina volvió al pueblo, estaba radiante de felicidad y confianza en sí misma. Había superado su tristeza y estaba dispuesta a disfrutar de su vida con todos sus colores y facetas. Y aunque seguía siendo excluida por algunos de sus compañeros, sabía que no importaba lo que pensaran los demás. Porque había encontrado el puente arco iris de la amistad y sabía que nunca volvería a estar sola.

  • Registrado: 17-04-2024 13:36

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